El duelo por muerte en tiempos de covid-19 reflexión.
Es increíble cómo de un momento a otro puede terminarse una vida, lo es más si se trata de alguien a quien conocí, con quien me relacioné, y más aún si l@ amo.
Ahora no hay tiempo ni espacio para poder decir adiós como antes lo hacía, para llorar abrazando a quienes se acercaban a dar consuelo, recargarse en el hombro de la persona que te ofrecía su apoyo en esos duros y amargos momentos. Ahora ya no hay tiempo, ni hay espacio para llorar viéndol@ ahí, como "dormido" y entonces empezar a creer que se ha ido porque yo lo ví, "ahí yace" y aquí hoy ya no está y hoy... ahí tampoco está. Eso duele más que cualquier mal rato, ni en uno de los peores podía imaginarte entrando a un hospital y volverte a ver en una pequeña caja, no... ni siquiera pude volverte a ver.
Mi vida se rompió desde antes y trataba de volver a armar las piezas, hoy no puedo... Estoy completamente rot@, me siento aturdid@, cierro los ojos y te veo aterrad@ como me siento yo.
Tengo a quién llorar, tengo a quién recordar, lo que no tengo es manera de darme cuenta que es mi realidad, que sí sucedió, que ya no te escucharé más, que ya no te tocaré y ahora estoy solo yo, con mi miedo, con mi gran dolor.
Esta es una reflexión empática para quienes han vivido una pérdida en esta pandemia, los abrazo, puedo solo imaginar su dolor al recordar el mío. Pido por ti y por la humanidad.
Un abrazo de Luz: Tanatóloga Mónica Rodríguez G.
