Éramos tan amigas...
Siempre juntas, nos reíamos de todo y de nada, nos entendíamos solo con mirarnos, ¡era tan divertido!. Cuando una no estaba bien, ahí estaba la otra para apoyarla, para pensar juntas; siempre coincidíamos en que "dos cabezas piensan mejor que una" y fuimos creciendo y pensando de manera individual, tomando decisiones propias, haciendo cada quien su vida.
Los años nos reencontraron y ya no había tanto en común, había risas escondidas en los viejos recuerdos y silencios en los momentos presentes. Dolió, y mucho, darme cuenta que ya no éramos las mismas. Había llegado el momento de buscar nuevas amistades y no sabía realmente cómo empezar.
¿Qué te parece este relato?
¿Te ha sucedido algo similar?
Te comparto unas afirmaciones para fortalecer las amistades con conciencia de que hay más por hacer, como salir a buscarlas, entablar comunicación asertiva y propiciar la buena convivencia.
Me amo y me acepto y soy como un imán para atraer buenos amigos.
Todas mis amistades van bien. Trato a mis amigos con cariño y atención.
Confío en mí, en la vida y en mis amigos.
Mis amigos son cariñosos y me apoyan.
Mis amigos y yo tenemos total libertad para ser nosotros mismos.
Amo y acepto a los demás, y eso me crea amistades duraderas.
¡Ven y descubre más de ti, de lo que crees y lo que esperas de la vida!
Inscripciones abiertas al Taller Sana tu vida.
